En el Alto Valle del Aude, el camino bordea el sinuoso curso del río que ha dado su nombre al departamento. Esta región de gargantas y desfiladeros vertiginosos ofrece una superposición de paisajes entre laderas vinícolas y cimas pirenaicas.
Etapa imprescindible para el visitante, Limoux, puerta de entrada al Haute Vallée de l’Aude, es conocido por su vino espumoso, la Blanquette de Limoux, ancestro del Champagne, y su carnaval tradicional que se celebra sin interrupción desde la Edad Media.
Más al sur, los Pirineos del Aude ofrecen a los visitantes lugares únicos y protegidos para disfrutar de los placeres de la naturaleza: Senderismo temático en el País de Sault, en la Ruta de Sapin o La Serre des Aiguilles, que os ofrecerá, como recompensa a los esfuerzos realizados, unas vistas panorámicas excepcionales del Castillo de Puilaurens y del Pech de Bugarach en el horizonte, si recorréis el Sendero Cátaro.
¿Buscando un poco de adrenalina?
Podréis practicar deportes de aguas vivas, rafting, kayak y barranquismo en las impetuosas aguas del río Aude.
Subir el Bugarach o visitar el Castillo de Rennes, por donde aún se pasea la sombra del padre Saunière… Los castillos de Puilaurens y Puivert, situados en sus montañas rocosas, el museo de Quercorb, el castillo de Chalabre, la torre del homenaje de Arques, o las abadías de Saint Hilaire, Alet les Bains y Saint Polycarpe os invitan a un viaje a través de la historia de Languedoc Médiéval y de la cultura de sus trovadores. En Espéraza podréis ir más allá en el tiempo con el Museo de los dinosaurios…
